El Mediterráneo y el Mundo Mediterráneo en la época de Felipe II [texto impreso] / Fernand Braudel . - 1a. ed. . - México : Fondo de Cultura Económica (FCE), 1953 . - 663 p. : il., byn, fot. byn ; 24 cm. Idioma : Español ( spa) Clasificación: | European history Geography History
| Clasificación: | 940 Historia de Europa | Resumen: | En la introducción y en la conclusión general de la edición francesa de esta obra, que se reproducen en ésta, he tratado de justificar puntualmente su estructura general. El lector a quien interesen los problemas metodológicos puede atenerse a ellas. Le será fácil juzgar por sí mismo sobre lo atinado lo peligroso de la solución adoptada. Si la nueva historia debe ser, como creo, una reconstrucción del pasado captado en toda su amplitud y en toda su complejidad, tendrá que incorporar en sus cuadros y explicaciones la obra entera, tan rica, de las ciencias sociales, sus vecinas. Por consiguiente, el historiador tendrá que ser, desde luego, historiador, pero también y a un tiempo economista, sociólogo, antropólogo y hasta geógrafo. En este alcance imperialista de lo social (en el sentido amplio de la palabra), no nos extrañemos que el historiador encuentre ante sí dificultades en verdad insuperables que hacen que la realidad de la vida humana, tanto en el presente como en el pasado, deba captarse en talleres diferentes, por ciencias particulares, y abordarse en suma, simultáneamente, por varios lados. Ninguna inteligencia puede captar hoy la realidad social de una vez y en toda su viviente amplitud.
Este libro presenta un triple retrato del prestigioso Mediterráneo del siglo XVI, pero las tres imágenes sucesivas, la de sus constantes, la de sus tardos movimientos y la de su historia tradicional atenta a los acontecimientos y a los hombres, los tres aspectos se refieren, en realidad, a una misma y única existencia. El lector tendrá que combinar las sucesivas imágenes de este libro, y ayudar así al autor a reconstituir la unidad de un complicado destino, que sólo le ha sido posible captar y evocar volviendo a él hasta tres veces. Era complicada una tarea consistente en sobrepasar los métodos habituales, en no conformarse sólo con las falsas perspectivas de la historia tradicional y en buscar, en el movimiento eterno de la vida, lo que cambia con rapidez o con lentitud, a veces con demasiada lentitud.
Pero no quiero defender una vez más mi solución. Conozco sus ventajas, que me sedujeron, pero no ignoro sus defectos ni sus riesgos. No todos los escollos --dicho sea en lengua marinera-- han sido evitados. ¿Extrañará a alguien?
En el umbral de este libro (tan diferente en muchos puntos de su original francés, pues ha sido rigurosamente revisado y enriquecido), sólo querría expresar con sencillez mi reconocimiento a todos los amigos mexicanos de origen o de adopción que han hecho posible la presente edición en español en la magnífica colección del Fondo de Cultura Económica. Mi reconocimiento se debe, en primer lugar, al director de tan importante editorial, doctor Arnaldo Orfila Reynal, y casi al mismo tiempo, al magnífico conocedor de la literatura y de la lengua francesas, que es el profesor don Manuel Pedroso, a quien agradezco su cariño por este libro desde que apareció y que ha contribuído tan amistosa y eficazmente a su conocimiento. Por idénticas razones estoy agradecido al doctor Eduardo Villaseñor y al diligente bibliófilo don Felipe Teixidor. No puedo olvidar tampoco la benévola atención que a mi obra y a mí mismo nos ha dispensado el profesor don Jesús Silva Herzog, el admirable maestro de la Escuela Nacional de Economía, el "buen maestro" de alma sensible, incansable en su misión de guiar a las inteligencias jóvenes y a los aprendices de todas las edades en el conocimiento de la economía y de México. Si una obra pudiera dedicarse dos veces, su nombre figuraría en la proa de este pesado navío.
Permítanse agregar en esta lista los nombres de algunos otros queridos amigos a quienes evoco de buen grado en estas páginas preliminares para que sea venturoso el camino de mi libro a través de las tierras y los mares de lengua española: don Alfonso Reyes, a quien quiero y admiro; don Jaime Torres Bodet, a quien tanto deben la cultura hispánica y la cultura francesa; don José Miranda, el erudito especialista en el siglo XVI mexicano; don Arturo Arnáiz y Freg, mi joven colega de la Universidad de México, apasionado por la historia económica y social de su país; mi ilustre amigo el profesor don Pedro Bosch-Gimpera; mis jóvenes alumnos don Pablo González Casanova y don Ernesto de la Torre Villar, que por escucharme fueron a París. Gracias también a mis traductores don Mario Monteforte Toledo y el doctor don Wenceslao Roces; a la ilustradora doña Elvira Gascón; a don Francisco González Aramburo y a don Julián Calvo, que han contribuído entre todos a llevar a buen puerto un trabajo largo y difícil.
Me alegro de que mi libro sea una consecuencia de todos esos esfuerzos afectuosos y de que nazca bajo el signo de la amistad. Me alegro por mí mismo, pero también por mi patria y por mis colegas, los historiadores e intelectuales de Francia. En efecto, me parece indudable que los méritos de este libro, señalados por la crítica fuera de Francia, deben inscribirse en el activo del país donde he vivido y pensado, en el activo de una manera de pensar que no es exclusivamente mía. Suelo repetir lecciones aprendidas desde hace mucho, suelo prolongar ideas afines. Los defectos de esta obra, en cambio, deben cargarse exclusivamente en mi cuenta. Me alegro, pues, de que, por encima de mi persona, a través de este libro que he compuesto con cuidado y con cariño, algo del pensamiento histórico francés sea difundido por todo el universo hispánico, gracias al poder de difusión de esa casa activa, admirable y simpática que es el Fondo de Cultura Económica. |
|